Cuando llamé para reservar, la chica, muy amable, me dijo que podía decirme el menú por teléfono por si acaso a lo niños no les cuadraba. Pero nos pareció muy bien, así que fuimos a comer un matrimonio con dos niños de 9 y 5 años.
El menú es cerrado para todos (12€ cada uno en nuestro caso, mayores y niños. Un lunes).
El comedor es muy pequeñito, pero estuvimos bien. Nos sacaron todos los platos del menú: sopa, pote asturiano, ensaladilla rusa, ensalada campera, escalopines, revuelto y los postres (caseros también). En el precio también entra el pan y el agua. Es una comida casera, como la de tu abuela, las raciones increíbles, hasta que te hartes. Y todo muy rico. Además de comer bien, la camarera un encanto, amable y simpática con todos. Y muy cerca del puerto deportivo, por el que después de comer dimos un paseo para bajar la comida. Sin duda un lugar que recomiendo.